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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Pollera Pantalón en vivo

Un punto de inflexión

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Sentado en el bar “Los Caminantes” mi mesa da a la ventana que apunta a la esquina. Busco en las miradas detalles de la época más feliz del mundo; cúmulos de experiencia en formato anécdota. Historias de batallas en campos pretéritos pocos propicios para el cultivo, contadas al ritmo de la pulsión. Este año el invierno fue solo un punto de inflexión, un somnoliento viaje a través de la casualidad sin rumbo fijo. Desde hace un buen rato no hace más que llover, las veredas están resbaladizas, la tarde paladea cierto placer físico y avanza a buen paso.

Rescatando la voz

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Soy un perro que añora la luna y  no le alcanza, recitando un mantra agónico atemporal, rescatando la voz del incendio del destino: “Voy a verte hilando el aire, la noche que salgas por la ventana, la noche que pueda verte”.

Zapatos nuevos - Pachi Tamer

Otro Pachi maravilloso.

El arte de la hamaca

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Voy a emanciparme todo el santo día, en otro momento despertaré en el medio del campo, todavía no. Me iniciaré en el arte de la hamaca de a poquito para que notes, te des cuenta, que cuando subo suelo luego bajar. Al revés de antes con movimiento sonoro vengo a devolver lo que dejaste: este ramo de letras con el olor  de la tierra al advertir la llegada del aguacero.

Para vivir, hay que encender el cerebro.

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  Hace seis años contraje una enfermedad misteriosa. Perdí quince kilos en tres meses. Tenía un dolor agudo en el estómago, me sentía agotada y, por mucho que comiera, no aumentaba ni un kilo.  Pasé de ser delgada a ser flaca y luego escuálida. El dolor se acentuó y se convirtió en un calor ardiente en el abdomen que me hacía doblarme en dos en público y en privado. Cumplir con mis deberes académicos y profesionales se me hizo cada vez más difícil. Era aterrador. No sabía si tenía una enfermedad que me iba a matar o me acompañaría toda mi vida o si era algo que podía curarse, si podía averiguar qué diablos era.  Para encontrar una respuesta, consulté a médicos de Londres, Nueva York, Minnesota y Chicago. Me dieron una amplia variedad de diagnósticos posibles. El cáncer, por suerte, fue rápidamente descartado. Pero seguían sobre la mesa muchas otras posibilidades, desde enfermedades autoinmunes y virus raros a problemas de columna y enfermedades neurológicas invalidantes.  Me