Subo al sulky con lo justo, arranca, se bambolea. Sopla una suave brisa y el campo se mueve como un mar. Tengo como acompañante a un joven gordo que lleva una bufanda azul de la misma manera que las reinas de belleza llevan la banda que reza "Miss ......". Se rasca la cabeza con fruición; hasta recién lo hacía con los dedos de la mano izquierda, ahora lo hace con una bic azul. En frente viaja una pareja veinteañera, ensimismados en lo suyo; ella bonita, con muchas pecas y ojos verdes, el cabello largo flamea constantemente; él, desabrido, con aire de superioridad, lleva unos zapatos viejos, maltratados, con los cordones desatados. El transporte a tracción a sangre en el que viajamos se detiene para que suba alguien mas. No puedo verlo, aun así prefiero no esforzarme para averigüar quien es. Cada vez que alguna de las dos enormes ruedas de madera pasa sobre una piedra, damos un salto. En cuanto oscurezca, sin vergüenza alguna, comenzaré a dormir y voy a soñar que viajo en ...