"Descálzate en el aire... para ir". Luis Alberto Spinetta Cuando despertás, abrís lentamente los ojos esperando al sol vertical, pero lo que deslumbra es pura resolana. Acomodás masajeando las articulaciones de los codos y muñecas donde tenías apoyada la cabeza. Escuchás a la poca gente en estado de disfrute, ves que la playa está casi vacía a pesar de estar en febrero. Te levantás despacio, sacudiéndote la arena de las piernas y afloran dolores en la espalda que ya son una compañía molesta, así y todo te desperezás como una gata. Descalza caminás lentamente los 50 metros hasta dónde llega el agua, te acomodás el pelo haciéndote un improvisado peinado alto. Mirás hacia el suelo y ves que la arena húmeda está llena de piedras (te gustan las que tienen poros, como si hubieran sido agujereadas adrede) y caracoles, que son piedras pero en algún momento supieron ser animales. Agarrás uno grande, de tonos rojizos, fucsia, le sacás la arena y te lo llevas al oído izquie...