La sombra del lunes

Mi hermano menor, Diego, nos envió este escrito vía mail. Espero que lo disfruten. Como les va. Comparto este texto justo hoy, domingo. La sombra del lunes Santiago Kovadloff Bien se lo sabe: con el viernes que se va suele llegar la deliciosa posibilidad de negar, por cuarenta y ocho horas y aunque sea a medias, nuestra ardua condición de expatriados del paraíso; esa benéfica pausa en la que buscamos redimirnos del tiempo vulgar y del desencanto, olvidando que el domingo a la tardecita se desvanecerá, fatalmente, la ilusión de haberlo conseguido. Porque el domingo a la tardecita, se lo quiera o no, cae sobre nosotros la implacable sombra del lunes. No diría que es dolor, ni crispación, ni angustia. Tampoco es desaliento aunque se le parece. ¿Cómo definir los efectos que provoca la sombra del lunes? ¿Esa suave desolación que nos envuelve en el ocaso del domingo? A medida que se expande la sombra del lunes se desmorona en nosotros, como una torre de sueños, el mentado júbilo del viernes...