La tierra vista desde la luna

Estas cosas me hacen sentir mal. A veces es como un trago espirituoso bebido en demasía que vuelve a la garganta y deja un gusto ácido y amargo.
Me paro delante de la vidriera de una mueblería. Así que esto soy. Es todo lo que queda. También estoy gastado como todo lo que tiene mi edad. Se refleja la cara más cansada que jamás tuve. Me cacheteo suave para darme ánimo. Luego guardo las manos en los bolsillos y sigo caminando.
Entro a la cocina y no hay mucho, menos en la heladera. Tiro la banana que se pudrió, huelo el sachet de yogurt, acomodo la botella de agua, debería hacer una lista para ir mañana al súper.
Anochece y estoy solo, y al pasar miro la luna, me pregunto hasta cuándo se repetirá esto. Seguro que encontraré otra mujer dentro de poco. Y nos atraeremos de forma natural, como planeta y satélite. E intentaremos inútilmente el milagro, malgastando el tiempo, desgastando nuestros corazones. Hasta que nos separemos.
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