Apiñados

Hoy comenté que me entusiasmo con nuevos proyectos, pero no logro sostenerlos en el tiempo (ya sean parejas, huertas, entrenamientos, etc.). "Quizá debas aprender a rodearte de personas en las que puedas confiar y delegar", opinó Alicia. También que Theo, mi niño, cuestiona mi falta de fe, literalmente por qué no creo en Jesús. Traje a cuento al Padre Pina, al Padre Grassi, a Ratzinger y degenerados de esa calaña para encontrar una razón contundente. "Cuando te pregunte si existe, podés responderle: Quizá. Porque a ciencia cierta nadie sabe si existe".
Ya en la recta final hablamos de la tendencia familiar a vivir apiñados. "Tu hermana viuda construye sobre la casa de tus padres, tu hermano mayor en el mismo terreno pero al fondo, tu hermana soltera vive ahí y vos te separás y volvés al nido. No te parece patológico?", dijo la muy terapeuta con la contundencia de un uppercut al mentón.
Salí contrariado y molesto del consultorio, porque, parafraseando a Fontanarrosa: "Una cosa es el consejo terapéutico y otra la crítica despiadada".
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