Dos lunas

Aomame se cubrió la mitad inferior de la cara con ambas manos. Luego se quedó contemplando fijamente las dos lunas. «No hay duda de que algo está sucediendo», pensó. Los latidos del corazón se le aceleraron. «O al mundo le pasa algo, o me lo pasa a mí; una de dos. ¿El problema reside en la botella o en el tapón?»
Volvió a su habitación, cerró la puerta de cristal con llave y echó la cortina. Tomó una botella de coñac de la alacena y se sirvió una copa. Ayumi dormía plácidamente sobre la cama. Mientras la observaba, Aomame se bebió a sorbos el coñac. Se acodó en la mesa de la cocina, haciendo un esfuerzo para no pensar en lo que había visto tras la cortina.
«¿Y si el mundo estuviera realmente a punto de acabarse?»
—Entonces vendrá el Reino de los Cielos —dijo Aomame en voz baja.
—Me muero de impaciencia —dijo alguien en algún lugar.
De "1Q84" Haruki Murakami
Comentarios
Si alguien conoce a personas que les interese esto, pueden pasar su curriculum a mmalac@mecon.gov.ar
Y si pueden compartir esto, sería buenísimo, así se enteran más personas