Nelly
Hasta no hace mucho era la personas mas
vivaz y curiosa que conocí. Con espíritu artístico indiscutible, incursiones en las letras (en uno de sus cuentos aparece mi niño
como uno de sus personajes), también en cine, teatro y cuanto
movimiento cultural se le aparecía. Inquieta, inconformista,
súmamente sociable y solidaria; una de esas personas que te conocen
y a la hora te invitan a vivir en su casa; desprendida hasta el
extremo.
Recuerdo un viaje que compartimos y me
sirvió para conocerla, disfrutarla y cuidarla. Fué en el marco de
un Torneo Nacional de Boccias en Mar del Plata, allá por octubre del
2006. Viajamos con la delegación de Cedima (Centro de Discapacitados
de La Matanza) con la finalidad de realizar el curso de árbitro de
ese deporte que practican personas con movilidad reducida y que creó
un italiano para poder jugar con su hijo cuadripléjico; actualmente
es un deporte paralímpico. En esos días, el ritmo de las
actividades era frenético: a las 8 de la mañana, luego del
desayuno, comenzaban las clases teóricas hasta cerca del medidodía.
Luego del almuerzo iniciaban las competencias donde hacíamos las
prácticas; después de la merienda reanudábamos las clases teóricas
para evaluar situaciones de juego observadas en los partidos. Más de
una vez finalizamos pasadas las 21 hs con la energía suficiente
para bañarnos, cenar y acostarnos. Ella era la única que quería
salir a bailar, buscar una milonga o improvisarla en el hotel, le
daba lo mismo, lo que necesitaba era moverse. “A vos solo se te
ocurre venir a un torneo con tu suegra”, me dijo mas de uno. Y
tenían razón, el tema pasaba por el lado del aprecio, la cuidaba y
controlaba como si fuera uno mas de mis alumnos, y ella se sentía
cómoda, así que lo disfrutamos.
El cariño jamás decreció y cada vez
que la veía, sabía que estaba ante una persona especial, de esas
que se encuentran en la vida muy de vez en cuando.
Ahora Nelly está en la última etapa
de su vida, ya casi no reconoce a nadie y transita la recta final en
su amado Montevideo. Siempre la voy a recordar con sus rulos naranja,
pensando en transgredir, crear, buscando espacios divertidos y
diciéndome por lo bajito “cómo me gusta José todavía!!”.
Espero que en Theo puedan encontrarse reverberaciones suyas.
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