Ya como 5 meses
No me lo tendrías que haber contado. Tengo un desarrollado sentido de la
curiosidad, pero esto no era necesario. Que cuando te entregaron la camioneta
nueva (luego del robo en tu casa, cuando entraron y te planteaste la
posibilidad de ir a vivir a Córdoba con tu señora y las nenas; esa vez que
encontraste la Trafic en Las Achiras, semiquemada, aun humeando), la pasaste a
buscar por su casa y salieron a pasear. Fueron a tomar unas cervezas a un
bolichón (así dijiste y presumo que te referías a un bar de medio pelo para
abajo) y después, antes de dejarla en la casa pararon cerca del Bron y te hizo
un petetús (algo así como una felatio) porque estaba menstruando y no quería
saber nada con ponerla. Pero dijiste que estabas arrepentido de no haber vuelto
a visitarla, ni siquiera a llamarla; que pasó tanto tiempo (“ya como 5 meses”),
que te da calor caerle ahora. Dejaste entrever, de todas formas, que no te
gusta, que no sabés porqué lo hiciste.
Mientras escribo, Theo me comenta sobre la enfermedad de Neymar y los
partidos que se pierde en Barcelona, lo miro y le digo “si, ya se”. Insiste en
llamar mi atención con que “no va ni a la cancha a ver al equipo”. “Ajá”,
contesto y caigo en la cuenta que cuando algo no me interesa digo Ajá. Me
maldigo y pienso que es un momento propicio para hablar con él, aprovechar que
estamos juntos y solos. Así que dejo el cuadernito y la birome y me dedico a
preparar la merienda y a hablar con mi niño.
Lo otro no me lo tendrías que haber contado.
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