Palabras
Adquirí por el módico precio de $30 un ejemplar interesantísimo en la
librería que está en Av. Corrientes al 2000 (es gente amena y amable, te
atienden muy bien y dan datos interesantes, los libros pueden ser nuevos o
usados). El que compré en esta oportunidad junto a dos de Tom Peters a $15 cada
uno, se llama “El significado de Tingo, el excéntrico mundo de las palabras”, y
trata sobre palabras en otros idiomas (el autor Adam Jacout de Boinod,
investigó 280 diccionarios, 140 sitios web y cuanta bibliografía se le cruzara),
que tengan significados raros para el nuestro. El autor es norteamericano, pero
bien puede aplicarse al castellano su investigación. De hecho, la palabra que
da nombre al libro, Tingo, significa en la Isla de Pascua “pedirle prestadas
cosas a un amigo de una en una hasta vaciarle la casa”. Otros términos que
llamaron mi atención fueron bakkushan
(“mujer hermosa vista de espaldas”, en japonés); areoyarekupt (en inuit, “intercambiar esposa solo por unos días”); serein (en francés, “lluvia que cae de un
cielo despejado”); paggiq (en inuit, “carne
que se desgarra durante el parto”); tsuji-yiri
(en japonés “probar una espada nueva con el primero que pasa”) y mingmu (en chino, “morir sin lamentarlo”).
Una muy rara para nuestra cultura es la palabra persa najur, que significa “camella que no dará leche si no se le hacen
cosquillas en los orificios nasales”.
Reflexiono acerca de la infinidad de palabras en nuestro idioma que
faltan crear. Habría que inventar una para “sonidos que hacen los vecinos al
tener sexo”; otra para “insultar porque todos los semáforos que encuentro están
en rojo”, también para “llegar tarde al trabajo por quedarse en la cama 5
minutos más”. Sería interesante un término para “cada vez que te veo vibra dentro
mío algo como un diapasón” (que no es amor, es otra cosa). La última, por
ahora, “señor juez de línea, deje usted de levantar la banderita que tiene en
la mano cada vez que mi equipo intenta hacer un gol, pues recibirá un
improperio de mi parte”.
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