Pobreza
“Las personas que
fuman son pobres” expresé de manera salomónica el otro día en una reunión de la
escuela. Saltó cual canguro boxeador una maestra que espera los recreos al
borde del síndrome de abstinencia para ir a fumar a la vereda. “Yo conozco
miles de personas con mucha, muchísima más plata que vos y fuman”, ruge; a lo que respondo con cara de
filósofo ateniense “la pobreza no es solo económica”. “A mi sola se me ocurre
discutir con un pelotudo como vos” dice y se acerca amenazante. Acto seguido
busca su cartera, saca un paquete de Philip Morris, un encendedor y de un
manotazo agarra las llaves de la puerta de la escuela.
Para mí que va a
salir a despuntar el vicio y a demostrar su pobreza.
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