Pregunto insistente a la velocidad de la sombra, mientras intento capturar emociones verdaderas, no fingidas y representadas por caras amarillas o símbolos impersonales, no. Se congela la imagen al ritmo del paso del tiempo, el paisaje sigue siendo un artificio, de rebote la simultaneidad modifica los sentidos y las maneras de ocurrir. Otra posibilidad transforma y se planta ante la dicha de desaparecer de a gotas. Cualquiera sabe el orden en el que conviene utilizar las palabras, moldearlas para que proyecten imágenes que floten y transcurran. Desde que nos contagiamos la enfermedad del viento y nos dejamos estar, la existencia es una suposición.