La enfermedad del viento
Pregunto insistente
a la velocidad
de la sombra,
mientras intento capturar
emociones verdaderas,
no fingidas y representadas
por caras amarillas
o símbolos impersonales, no.
Se congela la imagen
al ritmo del paso del tiempo,
el paisaje sigue siendo un artificio,
de rebote la simultaneidad modifica
los sentidos y las maneras de ocurrir.
Otra posibilidad transforma
y se planta ante la dicha
de desaparecer de a gotas.
Cualquiera sabe el orden
en el que conviene utilizar las palabras,
moldearlas para que proyecten
imágenes que floten y transcurran.
Desde que nos contagiamos
la enfermedad del viento
y nos dejamos estar,
la existencia es una suposición.
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