Hizo 1 año




Agradezcan los bellos años


durante los cuales les he dado mi amor.


No pueden imaginar la felicidad que me aportaron.


Agradezco el amor que cada uno me demostró.


Ahora es mi tiempo de viajar solo.


Durante un breve lapso tendrán pena.


La confianza les brindará consuelo y alivio.


Sólo estaremos separados un cierto tiempo.


Dejen que los recuerdos calmen el dolor.


No estoy lejos y la vida continúa.


Si me necesitan llámenme y vendré.


Aunque no puedan verme o tocarme, estaré ahí.


Y si escuchan sus corazones, claramente sentirán


la dulzura del amor que les brindaré.


Cuando sea el momento de que ustedes partan,


estaré ahí para recibirlos,


ausente de mi cuerpo,


presente con Dios.


No vayan a mi tumba para llorar,


no estoy ahí, no duermo.


Soy los vientos que soplan.


Soy el centelleo de los cristales de nieve.


Soy la luz que atraviesa los campos de trigo.


Soy la suave lluvia de otoño.


Soy el despertar de los pájaros en la calma matinal.


Soy la estrella que brilla en la noche.


No vayan a mi tumba para llorar,


no estoy ahí, no estoy muerto.




Esta Oración amerindia de autor desconocido apareció pegada en la heladera de la casa de mi madre con motivo del primer aniversario de la muerte de mi padre.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
es así....es ésa la sensación...

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