Un punto de inflexión
Sentado
en el
bar “Los Caminantes”
mi mesa
da a la
ventana
que apunta
a la esquina.
Busco
en las
miradas
detalles
de la
época
más feliz
del mundo;
cúmulos
de experiencia
en formato
anécdota.
Historias
de batallas
en campos
pretéritos
pocos propicios
para el
cultivo,
contadas
al ritmo
de la
pulsión.
Este
año
el invierno
fue solo
un punto
de inflexión,
un somnoliento
viaje
a través
de la
casualidad
sin rumbo
fijo.
Desde
hace
un buen
rato
no hace
más que llover,
las veredas
están
resbaladizas,
la
tarde paladea
cierto
placer físico
y
avanza a buen paso.
Comentarios