En la probidad cierta
Lo líquido
detenta
una evidente
pureza rústica,
obturando
la posibilidad
del desasosiego
como fluido
inevitable.
Finaliza
la cuenta
progresiva,
va menguando
la noche
en la probidad
cierta.
Se despliega
y sacrifica
nuestro íntimo
soporte irreal:
mitad hormigón,
mitad poesía
depurada.
Ilustración de Juan Pablo Ezequiel Fernández de Landa
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