Feriado de carnaval


Ramona viaja a mi lado, voy manejando por la ruta 8 rumbo a la General Paz, volvemos de Del Viso, de la casa de Ceci, nieta de Ramona (y sobrina mía por añadidura). Pasan los coches más modernos , patentes con dos letras, tres números y dos letras, por los carriles izquierdos a más de 130 km por hora (esa es la velocidad máxima permitida en esta ruta). En las rutas donde la velocidad máxima es 100 km por hora andan a 120 km por hora, donde la máxima permitida es 80, van a 100 y así, porque así somos. Pienso en que debo mantenerme en el mismo carril sin pasar a nadie a menos que sea imprescindible y manejar lo más relajado y seguro posible (el pedal de la izquierda es el embrague o el freno? Es el embrague, si toco el freno nos estrolamos contra el guarda rail u otro coche o comenzamos a dar trompos. Es el embrague sin duda).
Ella dice:«Lalo, Diego, Hugo..., no hay tantos coches hoy», «Hay un juez que dijo que lo tienen que echar a Macri y los periodistas que cobran por decir pavadas lo critican. Hay que sacarlo del forro del culo», «Anda mal Ana, la están enfermando...», «Naia quiere ir a Tacuarendí, pero no la quieren llevar», y cosas así. Asiento con la cabeza y contesto con monosílabos. Se que estoy viviendo un momento de felicidad, pero no se como atraparlo, sentarlo en el asiento trastero y ponerle el cinturón para que dure. Lo mismo me pasaba en los 2012/2014 mientras manejaba y miraba a la gente en la calle. Es imposible y sumamente tentador intentar retener esos momentos. Es como hacer un gol en la final del mundial y ganar con ese gol; ser correspondido en el amor; saber que número va a salir mañana en la quiniela; que tus hijos se reciban de algo que estudiaron; tener comida para repartir entre muchos; escribir un poema de corrido y que al leerlo suene bien; que le vaya mal (por enfermedad, accidente o por desición propia) a cualquier funcionario del Gobierno nacional o provincial; tener el dinero necesario para comprar lo que hace falta; que un gato de la calle se acerque para que lo acaricies; despertar después de haber tenido un sueño precioso; tener una lapicero que escriba siempre o 3 hermanas incondicionales; descubrir una nueva canción de Spinetta y saborearla mentalmente. Eso es viajar con Ramona sentada a tu lado.
Tomamos la General Paz y cuando observa los carteles de los trabajadores del INTI protestando pregunta si a esa gente también la echaron como a la del Posadas, contestó que a la mayoría. «Ya los vamos a sacar», Dice con convicción. Entonces ya no tengo dudas, los vamos a sacar, lo dijo Ramona un martes feriado de carnaval volviendo a casa.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
A solas con mamá es tan reconfortante como necesario para saber que gusto tiene el amor incondicional,el verdadero sin lisonjas. Muy bueno lo tuyo como siempre.

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