Junio
No tuve tiempo, no busqué tiempo para
hacerme con un ramo de flores baratas en la puerta del cementerio de Villegas,
pero si para mezclar palabras y acomodarlas como quien guarda recuerdos en
envases plásticos con tapa, rotulados y que por algún motivo borroso se
entreveran para ingresar en una órbita absurda.
Estos días que van (que quedan atrapados)
entre el día del padre y el día en que antaño festejábamos tu cumpleaños suelen
ser tan fríos como la lluvia de junio. A eso se debe esto, a la melancolía, a
que ya no estás.
Vuelvo
a remitir
al misterio
de un pueblo perdido,
un lugar invisible
anclado
en la realidad,
donde
suele
pasar nada.
La Osa Mayor
son tus premisas
esa tradición oral
artera
de compacto entramado,
con toda
inocencia posible
(interior y exterior).
Como
único anhelo
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