Porque tu voz me empujó al abisal
Quiero contarle
al Santo Patrono del océano
que el mundo pagano
tal como lo conocíamos
se está retrayendo,
porque las velas
no ordenan los vientos,
porque estuve a punto
de no estar llorando de perfil,
porque tu voz me empujó al abisal.
En el fondo del mar
no importan las olas,
ni los años,
ni el punto de inflexión.
Apenas muevo los pies;
no sale el sol a esta hora,
es una costumbre estacional.
Este momento se hizo espuma,
en cuanto me asomo
veo botellas, nubes, arena,
y en el horizonte
algo brilla impasible.
Me falta lo que me faltaba
cuando no había respiro,
un silencio hondo, suficiente,
como el eco de la madrugada.
Cada uno a su modo
te extrañamos todos,
lo digo empapado de paisaje,
ahogado de cosmos.
Sabrás que el pasado recién empezó,
de una vez para siempre,
naufragando a voluntad
y no hay más remedio
que caer hasta el final.
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