Psicoterapia



Recién salgo de mi primera sesión de terapia psicoanalítica individual; hice otros tratamientos de ese tipo pero de pareja, son fenomenales, te separás luego del tercer encuentro.

Llegué puntual al consultorio ubicado justo frente a la estación de trenes de Ciudadela; calculé fríamente el horario, si llegaba tarde, Alicia (la terapéuta) deduciría que soy irresponsable, poco comprometido e incluso evasivo con el psicoanálisis; en cambio, llegar temprano podría indicarle impaciencia, inseguridad y baja autoestima. Dijiste 15:45 hs, 15:45 hs estoy.

Hablé de mis padres, de mis hijos, de mis amigos, enemigos, ex amigos y amores; nada en profundidad. Ella anotaba o hacía que anotaba cada cosa que le decía; se acomodaba los anteojos (lo hizo como 20 veces, debería tratarse por esa manía) y me observaba con la mirada perdida como pensando "mi hijo habrá pagado el impuesto inmoviliario y el celular, es muy probable que el imbécil me haga pagar otra vez con recargo" o "qué color horrible tiene el buzo de este flamante y perturbado paciente, se comprará él la ropa o se encargará otra persona de su decadente vestuario".

Después de la charla de rigor (round de estudio), 40 minutos luego de haber ingresado a su consultorio, me explicó como sería el tratamiento (en realidad, como serían los honorarios por el tratamiento): $45 las primeras cuatro sesiones y $12 desde la número 5 a la número 40. "En caso de necesitar más, lo acordamos en ese momento", dijo.

La saludé con un beso al despedirnos, no le dije que si con 40 sesiones no alcanzaba tendría que dedicarse a otra cosa, y yo internarme en algún nueropsiquiátrico con cobertura de IOMA.

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