Continuidad consustancial



Como una parte de mi, ínfima, dura. Para poder hacerlo me quito la placa miorrelajante que sostengo en la mano izquierda durante toda la faena. Temo romperme algún diente, así que decido chuparla hasta ablandarla.
Definitivamente no debe ser una de mis mejores partes, esas son blandas, sensibles, de fácil absorción. Sabrosa tampoco es, ni dulce, ni salada, ni siquiera agridulce; más bien desabrida, insulsa, tímida casi.
Estaba ubicada en una zona que ni siquiera advirtió su ausencia, mucha falta no haría, es más, pareciera más cómoda desde que no está.
Comerse a uno mismo sospecho que no debe estar permitido. En la biblia dirá algo al respecto? La verdad es que jamás leí la biblia, así que no podría saberlo y quienes la leyeron tanto como para responder me parecen unos cretinos, sinvergüenzas, pedófilos y degenerados, así que prefiero seguir en la más profunda de las ignorancias.
Este autocanibalismo será congénito? Mi padre o mis abuelos también tendrían ese impulso, esa maldita costumbre? Mi madre y mis abuelas seguro que no, estas pelotudeces no son cosas de mujeres.
Como ya está más blanda la desarmo con los incisivos frontales, pero al tragar descubro que no fue bien masticada porque me raspa la garganta y su continuidad consustancial, el esófago.
Vuelvo a colocarme esa especie de protector bucal de silicona que evita que me rechinen los dientes durante el sueño y sólo utilizó cuando duermo sólo; cuando duermo acompañado prefiero la vergüenza del bruxismo más incontenible y vehemente.
Por momentos, por oleadas, sobrevienen deseos de buscar otra parte de mi para seguir comiéndome, pero me esfuerzo por controlarlos, es que me necesito para mañana.



Dibujo de Gabriel Flores.

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