Bon voyage
Cuentan los que saben (muchas veces estuve
perdido, nunca en un desierto), que si intentamos caminar en línea recta
volvemos al lugar de donde salimos, debido a que la pierna izquierda, en el
común de los mortales, es más corta que la derecha. Es recomendable, estés
dónde estés, tomar referencias como huellas en el suelo, piedras, plantas; si no
hay nada de eso y es que realmente estás en un desierto, deberás considerar la
dirección de los vientos, las nubes (aunque cambien de lugar, como acostumbran)
y sobre todo prestar atención de los sonidos. Siempre hay sonidos, solo hay que
ampliar la percepción sonora, a fin de no caer en la tentación de girar sobre
nosotros mismos; descubrir huellas sonoras de personas que crearon
constelaciones armoniosas, cartas de navegación hechas de sonidos que marcan
senderos, abren posibilidades, nos llevan a lugares desconocidos, curiosos,
bellos. Uno de ellos nos dejó hace tan poco que hiere pensarlo. Nos deja con el
alma desierta, pero con su estrella tan cercana que la bóveda celeste se
transforma en nuestra brújula, nuestra entrañable música.
Bon voyage, querido Enrique.
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