Refufu
Salgo al parque, está algo fresco hoy, voy
a ver cómo está todo, a controlar.
De la primera casa me echaron porque Iba a
llegar un bebé y se ve que no somos compatibles con los bebés o por lo menos
pensaban que no con ese bebé, ya había dos chicos con los que me llevaba bien,
igual me mandaron a otro lado y me recibieron de manera amable al principio
pero después comencé a tener algunos problemas con el tipo que me hospedó. Así
que también me fui y aparecí en esta casa donde estoy ahora; hay unos cuantos
seres que van y vienen y es muy cálida. Estoy a la sombra de un compañero gordito,
medio amanerado y de una morochita que pareciera tener poca vida, en otros
tiempos me hacía la vida imposible, ahora apenas anda, rebotando contra todo,
sin noción de en que mundo se encuentra. El gordito se ganó a todos, es a quien
más atención le dan pero estoy cómoda. Me encanta correr por los límites del
terreno, ladrando a los vecinos, hacer pozos es mi toc (tengo que empezar a
controlarlo porque tengo el hocico a la miseria). En otros tiempos dormíamos en
un sofá enorme, cuando se lo llevaron tuvieron que desarmarlo, no creo que
vuelva, estaba algo vetusto pero era cómodo, ya nos habíamos acostumbrado a él.
Ahora tenemos unos almohadones donde nos tiramos, el pesado del gordito a veces
me pelea por una mantita y lo dejo hacer, para que enfrentarlo, tiene todas la
de ganar.
Ahora apareció un ñato, que no se si por
congraciarse con la Reina, la Reinita y Prince, pero me trata sospechosamente
bien; cuando me acaricia, el gordito se mete en el medio porque no soporta no
ser el centro de atención, no se lleva mal con él, pero se lleva mejor conmigo
y mejor todavía con la Reina, se los nota desesperados, enloquecidos por estar
juntos.
No tengo un mal pasar acá, aunque a veces
me tienta la idea de irme, de conocer otros lugares, el tema es que tengo
comida y abrigo y en otro lado la puedo pasar mal.
Detesto los días en los que el cielo se
ennegrece, se carga de nubes y empiezan a aparecer esas luces que avisan que
vienen esos ruidos que me dejan sorda, me aturden, marean y desconciertan; son los
peores momentos. La lluvia también me molesta, no tanto porque quedo empapada
sino porque me hacen recordar la posibilidad de los horribles ruidos
atronadores que vienen del cielo. También me jode el tipo que pasa con una
camioneta destartalada comprando cosas como bochas de heladeras, calefones,
termotanques, colchones de lana y garrafas; saltaría la reja y lo mordería, no
al pobre tipo que se gana unos pesos con eso, sino a la bocina de donde sale
esa voz chirriada, estridente, la masticaría con rencor.
La mejor época es cuando hace calor, el
agua de la pileta está transparente porque viene un tipo a cuidarla y se llena
de gente la casa, eso me gusta porque siempre se les cae algo de lo que comen y
me toca a mi terminar con esos bocados. En los últimos tiempos amainaron las
reuniones, la gente que venía, vino menos o dejó de venir.
Adoro a Prince, es la luz de mis oscuros
ojos, creo que lo abrumo; lo mido, lo miro, en cuanto me presta atención quedo
envuelta en la ternura, en la dulzura, algunos a eso le llaman amor. El rey ya
no está todos los días, a veces pasa, nos acaricia y se va. El que se queda
unos días de vez en cuando es el amiguito de la Reinita, mucha bola no nos da,
en general se encierran y no salen de la habitación por largos ratos; una vez
vi a la Reinita llorando, pensé en atacar al pibe, pero me contuve, era para
quilombo, mejor que se acomoden entre ellos y yo puedo seguir acá. Porque si me
echan adónde voy? A la calle? Está llena de seres pendencieros que no me van a
tratar bien, me van a lastimar y voy a pasar hambre. Y caer a otra casa, a esta
altura ya es difícil, puede ser complicado. Mejor me quedo acá, no está tan mal
la existencia.
Se está abriendo la reja, debe volver la Reina, voy a hacerle fiesta, quizá ligue algo. La puta madre, ya viene este
gordo pesado a empujarme para llegar primero.
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