Coche cama

La cola de pasajeros que espera la salida del colectivo en Plaza Once es exageradamente larga. Comienzo a contar y calculo: 20, hasta acá se sientan, los demás paraditos hasta casa. Es poco probable que baje pronto alguno, ese bus es de media distancia. Por qué 20? Si los micros tienen más asientos. Será que caló tan hondo "Un mundo de 20 asientos"? Miro el 188 en el que viajo y tiene 28 plazas. El que frenó al lado, 29. Otro conocimiento firmemente arraigado a reveer.
Detrás mío viene sentada una cordobesa que habla por celular a los gritos, querrá que la escuchen desde Unquillo, a tan alto nivel no necesita ningún medio tecnológico para lograrlo. Me agrada la tonada cordobesa; no a ese volumen.
Me resultan seductores e irresistibles los asientos de colectivo; ingreso en Estado Alfa casi al instante de posarme en ellos. Estoy tentado de adquirir uno, no creo que le interese a mi familia.
Poseo un record difícil de igualar en cuanto a dormir en micros.
En mis años mozos (¿Existen los años lavacopas también? ¿Luego vendrían los años cajeros? Pronto cumpliré 40 ¿Estaré cerca de los años dueño del bar?) realicé un largo viaje, plagado de contratiempos, a El Calafate. Usualmente un viaje de esas características insumen no más de 24 horas. Este nos llevó 30. Dormí la friolera de 26 horas, con pausas breves para estirar las piernas e ir al baño.
Y si me pongo en campaña para adquirir un micro?
Nada de eso. Mi filósofo/profesor neo hippie de cabecera lo dejó bien en claro: "Los deseos imposibles son parte del melodrama".
Tengo que dejar de escribir porque ya tiré 4 cabezazos y no hay nadie tirando centros.

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