Peluche
Sería un ventrílocuo excelente, en un delicado segundo plano; quizá represente al primer ventrílocuo visual de la historia.
El peluche se esfuerza en demostrar que es original, de su blanca mano izquierda aún cuelga la etiqueta que lo atestigua.
La madre del niño, abuela ahora de un muñeco, se abraza de frío a pesar del tapado rojo, aparenta coquetear con su interlocutor, quien solo deja entrever su cabeza.
Un grupo de 3 hombres se aleja en busca de la puerta de salida, que también es puerta de entrada, ya que por ella ingresa una persona pequeña.
A nadie se le ocurrió crear un peluche con Síndrome de Down; quizá nadie lo compre. A Javier eso no le interesa en lo más mínimo.
Parece una imagen desencantada, pero es la prueba contundente: el universo dejó de ser, hace tiempo, un universo fallado.
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