Lo que la tecnología trajo


Cuando luego de jugar un picadito (partido de fútbol entre amigos, conocidos o contrincantes casuales) nos reuníamos a comentar jugadas, situaciones, casos resonantes o simplemente a intentar dilucidar las tan mentadas dudas existenciales, como por ejemplo: “River juega a las seis o a las ocho hoy?”; “Cuántas fechas le dieron al Cata Díaz por quebrar al 9 de All Boys?”; “Es verdad que la esposa de Milito lo encontró en la cama con Videla?”. Resulta que cuando las charlas trasuntaban el pasado, quienes tenían la palabra respetada (ninguno osaba contradecirlos), eran los mayores, aquellos que ya superaban los 40. Entonces como era el momento donde toda la atención se posaba en ellos aprovechaban, hinchaban el pecho, adquirían la pose de los filósofos de la Grecia Antigua y como hurgando en la memoria con un bisturí, dictaban a la posteridad sentencias tales como “El 5 en el Talleres del 78 era el Hacha Ludueña” o “El Flaco Pistone le atajó tres penales al 9 de Flandria cuando el Bron – léase Club Atlético Almirante Brown - inauguró el Fragata Sarmiento”; también “El Toti Iglesias y Walter Fernández hicieron los goles de Racin – léase rasin- en la final de la Supercopa del 88”. Un halo de consideración y respeto cubría el ambiente. 
Así iba la cosa hasta que la tecnología metió la cola. 
El pasado 1º de mayo, luego del partido de rigor, se sentaron los colectiveros a degustar el respectivo asadito, comenzaron también a beber y discutir. De repente surgió una duda con respecto a los jugadores que formaron parte del plantel de la Selección Nacional en el Mundial del 74 en Alemania. Julio comenzaba con la ceremonia de los experimentados, de los poseedores del saber; cuando un púber insolente sacó su Alcatel one touch idol de última generación y luego de tres toquecitos en la pantalla dijo: “pará Pelado, no hablés de nuevo al pedo. Los titulares designados por Cap, el entrenador, fueron: Carnevalli, Perfumo, Sa, Ayala, Balbuena, Wolf, Telch, Squeo, Heredia, Houseman y Yazalde”. 
Al instante cambiaron de tema. Julio quedó mirando el suelo. 
Ganas de llorar daban.



A Diego (diegolromero.blogspot.com.ar), porque es mi hermano y eso le hace muy bien al fútbol, a la literatura y a la vida.

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