El límite mínimo
Qué tristeza da ver a los conductores de los programas matinales que
deben parecer simpáticos en todo momento. Mientras otros cocinan ellos deben
bailar o hacer comentarios jocosos o darle pié al invitado para que demuestre
su virtud o algo. La mayoría habla a los gritos y ríe exageradamente. Me
pregunto si no se darán cuenta que la gente se percata de lo fingido de la
situación. Es cierto que la amplia mayoría de los usuales televidentes de estos
programas tienen un coeficiente intelectual en el límite mínimo para no ser
declarados borderline, pero así y todo es evidente que no son tan simpáticos ni
agradables.
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