Poesía susurrada
Atiendo un stand en la Feria del Libro “Primavera de libros” en San
Justo, capital nacional de lo no novedoso. El número del stand es el 81 y
pertenece a Jefatura de Inspección 3, están en exposición una veintena de
libros antiguos que mucha gente vieja pasa y rememora, recuerda con cariño y
nostalgia, incluso algunos intentan adquirirlos.
Aparece una señora con un tubo coloreado con dibujos de raras formas;
tendrá unos 55 años, de anteojos y rulos negros con canas entremezcladas. Me
mira y propone “Querés que te susurre?”. Me toma por sorpresa, pensé que iría a
consultarme sobre un libro o la ubicación de otro stand. Agrega “… una poesía”.
Me alcanza el extremo del tubo e indica que lo coloque en la oreja, elijo la
izquierda. Cuando apoyo el cartón redondo en el órgano auditivo con una hermosa
y lejana voz dice:
“Ninapi
Parapi
Huayrapi
Nocka tusuni
Nocka taquini
Nocka `rimani”.
Quedo anonadado, es hermosa la sensación de escuchar una poesía
quechua susurrada. Me alcanza un papelito fucsia y explica “esta es la
traducción de la poesía”. Leo despacio, al ritmo en que fue recitado:
“En el fuego
En la lluvia
En el viento
Yo bailo
Yo canto
Yo hablo”.
Se va; ojalá alguien vuelva a susurrarme poesía en lo que me resta de
vida, qué más, qué más puedo pedir.
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